Desde el inicio del FAPAS, La vía legal viene siendo, una herramienta de trabajo utilizada por nuestra organización para luchar por la Conservación de la Naturaleza. Se trata de denunciar ante los juzgados las tropelías que atentan contra el Medio Ambiente; lamentablemente, muchas de ellas, ocasionadas por las propias Administraciones.
Para ser efectivos, debemos personarnos en procesos judiciales abiertos, garantizando que en los juicios haya un abogado que ACUSE DE VERDAD. Concretamente, nos estamos refiriendo a los casos en los que aparecen osos muertos, y en los que en la mayoría de las ocasiones, si no hay acusación independiente, los autores de las muertes (bien sean osos u otras especies protegidas), quedan absueltos de toda culpabilidad, abriendo un peligroso camino a otros delincuentes que ven que atentar contra la Naturaleza, no supone ningún riesgo.
Iniciar procesos judiciales complejos y largos en el tiempo es costoso en este país; realmente muy costoso. Es por ello que vamos a dedicar una parte de nuestro presupuesto a financiar este tipo de acciones judiciales, imprescindibles para garantizar la conservación de la Biodiversidad, en un momento histórico donde muchas Comunidades Autónomas han apostado por eliminar, mediante trucos legales, especies tan emblemáticas como el Lobo Ibérico. Está claro que hay que desmontar esta estrategia, y solamente podremos hacerlo a través de los Tribunales de Justicia.
FAPAS ha luchado históricamente, apoyando este tipo de acciones. Nuestro primer caso tuvo lugar en 1988. Fue un largo proceso que duró varios años, en el que llevamos a juicio al autor de la muerte del “RUBIO”; uno de los escasísimos osos que por aquél entonces se movía por los montes de Riaño y Fuentes Carrionas, perfectamente identificado por los investigadores de la Universidad de León. El suceso tuvo lugar el 30/10/1988, en una cacería ilegal de corzo. El gran macho fue abatido a tiros, y expuesto en la plaza del pueblo, como en los viejos tiempos. La Administración leonesa, en vez de perseguir al culpable, exigió quedarse la piel del oso como trofeo.
Uno de los últimos procesos legales llevados a cabo por iniciativa de FAPAS, está vinculado a las acciones de lo que posiblemente sean las mayores mafias de furtivos de España, vinculadas a territorios donde aparecen permanentemente oso muertos, en el Parque Natural de Fuentes Carrionas, en la montaña palentina.
Se trata de cazadores furtivos que han actuado de manera impune durante años, en este espacio protegido, y que por fin han sido condenados por atentar contra la fauna y el Medio ambiente, al ser identificados y llevados ante los tribunales, por nuestra Organización.
En el 2017, FAPAS consiguió sentar en el banquillo a alguno de sus miembros, gracias a las imágenes grabadas por uno de nuestros compañeros en plena cacería.
Como puede verse en la fotografía, los acusados fueron sorprendidos por un miembro de FAPAS cazando ilegalmente con nieve, en una zona catalogada como Reserva Regional de Caza, sin autorización alguna, utilizando “perros de agarre” para acosar a las presas.
En el 2020, La titular del Juzgado de lo Penal de Palencia condenó a dos de los tres furtivos, para quienes el Ministerio Público pedía una multa de 5.040 euros para cada uno de ellos y la inhabilitación especial para el ejercicio del derecho de caza o pesca por un tiempo de cinco años, como autores de un delito contra la fauna, aunque los acusados han recurrido la sentencia.
Asturias y otras Comunidades Autónomas han declarado la Caza como una actividad esencial, apoyándose de manera irregular en un Real Decreto que permite gestionar especies de fauna concretas como el jabalí, en zonas consideradas de riesgo, por ser susceptibles de provocar accidentes de tráfico, daños en terrenos particulares, etc. Sin embargo, pese a las restricciones sociales, la presión de la caza se sigue ejerciendo de manera generalizada, sobre todas las especies cinegéticas.
¿Dónde reside el verdadero problema? Asturias sigue celebrando cientos de batidas de jabalí en zonas de montaña donde viven lobos y osos, y las cuadrillas de cazadores, ante la situación de alarma sanitaria creada por la pandemia, no van acompañadas de Guardería encargada de realizar las labores de vigilancia y control.
Es decir, grupos de cazadores armados están en el monte matando lo que les viene en gana, en especial lobos; especie abatida con una autorización especial. En estos momentos, la caza se ha convertido en un desmadre impresionante, poniendo a la fauna en una peligrosa situación de riesgo.
Hay que acabar con esta situación. Nuestro Recurso ya ha sido admitido a trámite por los Tribunales de Justicia de Asturias.
Nos hemos personado como acusación particular en este proceso que se inicia a partir de la detención de un presunto autor de la muerte del oso.
Para nosotros es importante, ya que el caso del oso “CACHOU” debe de servir de precedente para acabar con el fraude de las muertes de osos en las montañas cantábricas, donde las distintas Administraciones que comparten su área de distribución llevan años justificando la aparición de osos muertos, con situaciones vinculadas a muertes naturales.
Este juicio se prevé largo y muy costoso, abogados, procuradores, viajes. Pero lo tenemos que ganar. ¡Ayúdanos a financiarlo!
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