Una de las osas  desaparecidas, captada por las cámaras del FAPAS cuando se alimentaba con sus crías en un hormiguero

 

OSAS DESAPARECIDAS

Esta es una de las osas reproductoras que ha desaparecido del  espacio protegido. Su primera reproducción  tuvo lugar en el año 2015, sacando adelante a sus dos crías. Posteriormente en el 2017, volvió a reproducirse sacando adelante a un  cachorro de osezno.

Aquí la vemos con su osezno en una de las estaciones de polinización del FAPAS.

Se pierde el rastro de esta osa reproductora  en Septiembre de 2018, justo cuando se inician las cacerías de jabalí  en el espacio natural protegido. Nunca más se la ha vuelto a localizar.

Segunda osa desaparecida

La otra osa reproductora que utilizaba prácticamente los mismos territorios de campeo que la anterior,  fue localizada por FAPAS por primera vez  en Octubre del año 2014, posiblemente tenía entre 3-4 años de edad.

En el mes de Junio del año 2017, se la localiza por primera vez con dos pequeñas crías.

Se realiza el seguimiento de esta osa y sus crías hasta el mes de Mayo de 2018, comprobando  también la supervivencia de sus dos cachorros.

 

Los últimos  datos de localización de esta osa  se remontan al año 2019, en Agosto. También se pierde su rastro después de tenerla localizada durante todo el año cuando  está  para comenzar la temporada de caza   de las batidas de jabalí.

 

¿POR QUÉ HAN DESAPARECIDO?.

Sabemos que va a haber una justificación muy sencilla: “las han matado los machos”.

El cuento de que los osos se matan entre sí, se ha caído con  el caso Cachou. Es cierto que  se dan casos, pero la desaparición de estas dos hembras es algo más que un hecho natural.

Se trata de dos hembras jóvenes que según comprobamos por el trabajo de seguimiento se encontraban en perfecto estado, nada anormal que haga sospechar problema alguno con estas osas.

Perdemos el control de ellas justo cuando  empieza la temporada de caza en un  Parque Natural que debería de haber una especial gestión de esta especie protegida y en peligro de extinción, pero no es así.

 

LA CAZA COMO ACTO POLÍTICO DE OBTENER VOTOS

Cada año, se incrementan las batidas de jabalí, disminuye la población pero la caza se mantiene  como una actividad de ocio dado el elevado número de cazadores  sin actividad laboral.  A mayor intensidad de caza, mayor opción de conseguir  votos a escala local en ayuntamientos con  escasa población donde un puñado de votos  da a un partido u otro el poder municipal.

 

En el año 2020, por ejemplo, se efectuaron solamente en el área de Teverga ochenta y ocho batidas.  Teniendo en cuenta que en cada batida pueden participar hasta  12 cazadores,  cada temporada de caza salen al monte hasta más de  mil personas armadas que se sitúan  muchos en puestos de caza donde apenas hay visión en las zonas forestales, donde se dispara al bulto o a lo que se mueve.

 

PARQUES NATURALES DE ASTURIAS DONDE EL OSO NO ESTÁ PROTEGIDO

Y lo más lamentable es que estas situaciones se producen en territorios declarados como espacios naturales donde la Administración debería de velar por encima de otros intereses por la  conservación de la biodiversidad, especialmente  por el oso al tratarse de una especie en grave peligro de extinción y encontrarse totalmente protegida.

Todo queda en imagen. Una campaña mediática para ofrecer al turista  el caramelo de una naturaleza salvaje. Lo único salvaje que hay en la actualidad en estos territorios es la gestión del Gobierno Regional de Asturias que hace  de nuestra naturaleza.