Forman parte de la historia de la conservación del oso principalmente y  tuvieron al furtivismo como eje principal. Un furtivismo de hace más de treinta años donde  podía ser  interpretado como  una parte residual de un comportamiento vinculado a las áreas más profundas de un mundo rural donde matar no se vinculaba con ilegalidad o pérdida de biodiversidad, esta última, era una palabra desconocida.

En aquella fase, el trabajo de FAPAS fue decisivo para desmantelar junto con el   incipiente SEPRONA tramas furtivas o  solitarios tramperos de montaña que mataban osos.

A aquellos años donde sin móviles ni tecnología ni espacios protegidos les siguieron intensas búsquedas de trampas silenciosas que    mataban indiscriminadamente. Colocadas  en zonas de máxima dificultad en interior de bosques o en linderos de  fincas alejadas de toda actividad humana. El furtivismo no parecía tener fin.

Año 2007. El FAPAS  presenta una denuncia por furtivismo y entrega en la Fiscalía las trampas localizadas y que habían sido específicamente instaladas en los montes  del Parque Natural de Somiedo  para capturar osos.

Con la aparición de las nuevas  cámaras fotográficas digitales, el trabajo de seguimiento de la fauna salvaje adquirió una nueva dimensión.  Se podían hacer cientos de  fotografías con cámaras que permanecían  meses    controlando  a los osos. Entonces  comenzamos a descubrir que la actividad furtiva permanecía activa. Mucho más de lo que nos imaginábamos.

Decenas de imágenes de cazadores furtivos en localidades concretas. Actuando bajo la impunidad que da la montaña, la oscuridad y las capuchas.

Encapuchado como un terrorista, en realidad lo era, ambiental, descubierto por una cámara de FAPAS,   trataba de matar  a un oso al que acechaba colocando una carroña amarrada a una cuerda.  Descubrimos   que eran personajes amparados por políticos y funcionarios afines a su entorno. Gente  que se consideraba intocable, que practicaba el furtivismo en los  espacios protegidos bajo ese paraguas de impunidad. En realidad lo eran, nunca fueron descubiertos.

Así  es la larga historia de más de treinta años de relación del FAPAS con el furtivismo. Y en la actualidad no solo no avanzamos,  durante los últimos 10 años el apoyo institucional a esta actividad por parte de los Gobiernos Regionales en Asturias ha ido creciendo a la vez que intencionadamente, ha disminuido el interés por erradicar esta actividad. Un apoyo por inacción administrativa.

Oso muerto, la necropsia decía que por ataque de otro oso. Un fraude que el FAPAS ha conseguido desmontar. Administración, peritos y técnicos han tratado de encontrar una justificación sin consecuencias penales a la muerte de osos por  cazadores furtivos.

FAPAS PONE EN MARCHA UNA CAMPAÑA PARA QUE EL GOBIERNO  DE ASTURIAS  DEJE DE APOYAR EL FURTIVISMO POR INACCIÓN.

Acabamos de solicitar a todos los Diputados y Diputadas de Asturias que presionen al Gobierno Regional a través de sus grupos parlamentarios para que deje de  apoyar el furtivismo en los espacios  protegidos.

TEXTO INFORMATIVO DE LA CAMPAÑA

 

En la actualidad, el furtivismo supone el mayor riesgo para la conservación de especies como el oso cuya población está siendo objeto de un saqueo que se evidencia en la  ausencia de hembras reproductoras en algunas de las áreas de mayor valor biológico de la Cordillera Cantábrica.

El furtivismo actúa al amparo  no solo de una impunidad  evidente por falta de vigilancia, inacción cuando un cazador furtivo es identificado o detenido y la Administración Regional actual se niega a personarse en los procesos judiciales. También  hay un amparo objetivo en las informaciones falsas, tergiversadas o tendenciosas que  se hace llegar a la sociedad por sectores vinculados a la conservación del oso, negando que  en la actualidad   la conservación del oso tenga problemas con la caza furtiva, o que la población aumenta favorablemente  con datos  de censos manipulados que crean expectativas  que no se ajustan a la realidad.