Todo lo que existe en la naturaleza tiene un cometido y si algo desaparece se producirá a corto o medio plazo un desajuste que podría traer graves consecuencias para el resto, incluidos los humanos. Estamos hablando en este caso de salud.

Con motivo de la encefalopatía espongiforme bovina, conocida por el nombre de “mal de las vacas locas”  son miles de cabezas de ganado y por tanto miles de toneladas de carne las que se recogen de la naturaleza y se impide que sean comidas por las aves o por otros animales. Gracias al muladar del FAPAS, los buitres de la zona central de Asturias, y de otras partes de España,  pudieron sobrevivir en los años en los que por imposición Europea no se podía dejar ningún animal muerto en la montaña como se hacía de forma tradicional durante cientos de años. 

Así que cuando miremos al cielo y veamos cómo un grupo de buitres gira y gira en el aire deberemos  pensar en la gran labor que realizan y que algunos no quieren reconocer. El envenenamiento de los buitres sigue produciéndose al comer cebos preparados para otros animales, principalmente los lobos, en ese afán por algunos humanos de acabar con todo lo que ellos consideran maligno y alimaña. Esa creencia ha ido disminuyendo con el paso del tiempo, pero todos los años hay casos de animales salvajes, y domésticos,  envenenados.

VÍDEO

 Aquí podéis ver un vídeo de uno de los días en los que hacemos el aporte de comida. No solo aparecen a comer los  buitres leonados,  hay también buitre negro de forma esporádica en el verano, alimoche, milano real, ratonero, urracas, cuervos, cornejas y la imponente águila real.  Aquí come todo el mundo que tenga alas y le guste el menú.