La lucha para combatir el cambio climático y adaptar nuestra sociedad moderna a un modelo de vida más sostenible, ha abierto la mochila de la avaricia de aquellas Comunidades Autónomas que ven en la conservación del mundo natural un problema para sus políticas.
Es el caso de Asturias. Una región que durante casi 40 años trabajó por la preservación de sus espacios naturales, ahora con un Gobierno fuertemente vinculado a un sindicato agrario, elige la alternativa de ir poco a poco desmontando todo un logro de casi 4 décadas.
¿La justificación?. El mundo rural se pierde a causa de un exceso de conservación de la biodiversidad. Ni una solo región de Europa mantiene ese planteamiento. La propia Unión Europea lucha por hacer de la conservación de la biodiversidad una herramienta que favorezca un modelo de vida rural vinculado a procesos económicos.
ASTURIAS CAMINA EN CONTRA DE EUROPA
Y ahora toca apoyar, favorecer y promover los parques eólicos, justo, en los espacios de mayor calidad ambiental, no solo de Asturias, de España y muy posiblemente de la Europa occidental.
El Gobierno Regional de Asturias modifica la norma para poder instalar los parques eólicos.
Y pone al frente de toda esta actividad como Directora General de Industria a una persona que precisamente trabajó para la empresa que quiere instalar numerosos proyectos en Asturias.
DESTRUCCIÓN TOTAL
No hay manera de describir el nivel de destrucción que provoca la construcción de un parque eólico en un ecosistema de gran valor ecológico. No son solo los molinos, también el más grave impacto se lleva a cabo por la construcción de viales para transportar las gigantescas piezas hasta las cumbres de las montañas.
En Asturias, han elegido las áreas mejor conservadas y protegidas. El cambio de normativa da acceso a las áreas que hasta ahora han sustentado los mayores valores naturales y por ello esos territorios están bajo estrictas normas de protección, son parques naturales y reservas de la biosfera, aun así, los proyectos han sido propuestos.
FAPAS alega contra los parques más destructores de las montañas cantábricas.
Hemos presentado alegaciones muy documentadas a varias de las propuestas de estos parques eólicos. La información de casi cuarenta años de trabajo de campo, de seguimiento del oso pardo, ha servido para justificar nuestras alegaciones y solicitar que no sea autorizada la instalación de estos parques eólicos en los mejores espacios naturales de Europa.
Lamentablemente, no es solo Asturias. Otras regiones se ven afectadas por una iniciativa verdaderamente interesante como es parar el cambio climático y favorecer una alternativa medioambiental más razonable que lo que hemos hecho hasta ahora consumiendo combustibles fósiles. Pero no así, no a costa de destruir los mejores patrimonios naturales de España. No, porque en realidad hay suficientes áreas en España para construir instalaciones de producción de energías renovables sin generar este desastre ambiental.
Trataremos de pararlo, pero en lo que nos toca, Asturias, sí que ha apostado por destruirlos a través de su Gobierno Regional, e intuimos porqué, no es solo por una cuestión de búsqueda de oportunidades económicas, menos de carácter ambiental. Es una estrategia bien definida, paso a paso, cuyo resultado final es conseguir el voto rural, clave para hacerse y mantenerse en el gobierno. Y el voto rural lo tiene un sector que poco o nada siente de interés por el medio ambiente o la conservación de la naturaleza, al contrario, lo considera un problema.
Los parques eólicos representan dinero inmediato para los vecinos y ya se sabe, es la vieja historia de la humanidad, quién paga, recibe; me das dinero...pués te voto.
El diario El País, pone el dedo en la llaga con un interesante artículo sobre la problemática de los parques eólicos.