El planteamiento de  eliminación de lobos de algunas Comunidades Autónomas, ¿cierra o abre las puertas al furtivismo de lobos?.

 

 

Asistimos a una  exagerada persecución del lobo desde una estrategia oficial. La justificación es  que eliminando lobos se bajarán los daños, a la vez que  eliminando, los supuestos lobos que  sobran de un territorio se afianza la  conservación.

 

Actualmente, hay dos  maneras de hacer gestión de lobos.  Una, la que autoriza a  cazadores, ganaderos y en realidad a cualquiera que lo desee, a participar en la persecución y matanzas de lobos. Una clara modalidad que no hace sino ocultar el verdadero interés de quienes lo autorizan.  Que no es otra que congraciarse con un sector  rural que  con facilidad orienta su intención de voto hacia uno u otro lado, en este caso hacia quienes matan lobos.

 

La otra modalidad es la de matar lobos a partir de la actuación de  funcionarios públicos, guardas que  matan para alcanzar el cupo de lobos a matar según las previsiones de las administraciones,  que valoran el número de ejemplares que “sobran”.

 

Normalmente estas cacerías de lobos alcanzan a ejemplares que en ocasiones no tienen nada que ver con daños o ataques. Simplemente se trata de  subir el número de lobos abatidos.   Una extracción de ejemplares que se lleva a cabo de manera ciega e indiscriminada, sin atender a cuestiones  ecológicas o selectivas.

 

Con el tiempo y tal como ha sucedido ya en otros territorios, veremos muy posiblemente que toda esta iniciativa  de matar lobos no solamente no  será   un factor de declive de los daños, sino que afianzará  aún más el criterio de que  matar  lobos de manera clandestina es algo paralelo a la legalidad.

 

Al fin y al cabo, de lo que se trata es de matar lobos sin tener en cuenta modelos de gestión de la propia especie o necesidades e conservación de ecosistemas protegidos por figuras jurídicas como  son los espacios naturales.

 

Asistimos a un  caos de gestión inédito, en  la moderna historia de la conservación de la biodiversidad en España. De nada sirve que  ejemplos   sucedidos en otros territorios, demuestren que lo que  en España se pone  en marcha, en otros territorios no ha servido de nada.