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EDITORIAL
En el año 2023 el Ministerio de Transición Ecológica junto con las administraciones regionales de las Comunidades Autónomas donde vive el oso, dio a conocer el resultado del censo genético que se inició en el año 2022. El resultado es que la población de osos se establece por encima de los 350 ejemplares.
.Pero lo más significativo es que el número de osos que habita en lo que conocemos como área oriental, se estima en no menos de 120 ejemplares. Nada haría sospechar que el número de osos en la Cordillera Cantábrica ya supere con creces los 300 ejemplares, pues es de sobra conocida la tendencia al incremento poblacional del oso, pero que en la oriental viven no menos de 120 es algo que sorprende.
Solo hay que dejar pasar el tiempo para comprobar que estos datos son falsos. El área oriental cantábrica ha tenido en el año 2023 entre 4 a 5 hembras reproductoras, cuando sobre una población de 120 osos debería de tener no menos de 15 a 20, si tenemos en cuenta lo que está sucediendo en la población occidental.
El problema no lo es tanto por esta manipulación de datos que trata de crear una cortina de humo sobre la enorme inversión económica hecha por la conservación de los osos en territorios como Palencia o León, lo es porque el Ministerio y las Administraciones han anunciado que ya no es necesario continuar con el modelo de evaluación de la población de osos que de manera histórica y con mucha eficacia, se ha llevado a cabo durante años, basado en el control de hembras reproductoras.
Ahora, los datos serán dados sin posibilidad de que nadie externo a las administraciones pueda aportar información alguna y la evolución tal como vemos se terminan basando en criterios políticos e interesados, Ya están anunciando que hay más de 400 osos sin que ello pueda ser confirmado de manera técnica y con soporte científico.
Nos produce gran incertidumbre hacia dóndequieren ir las administraciones y el Ministerio con la conservación del oso, ya que las estrategias se abordan cada vez más con criterios políticos donde ya no faltan aquellos en los que se comienza a ver al oso como una molestia. Hay muchos osos, comienzan a ser conflictivos y hay que valorar medidas extraordinarias de gestión. ¿Estamos ante el inicio de una suave aproximación a que se puedan ya matar osos?
Para contrarestar esta perversa línea de actuación hay que demostrar que los conflictos que genera el oso son asumibles y se pueden evitar, cuestión que no sucede ni interesa. El conflicto es un foco de interés para los actuales gestores. Implica poder pedir más dinero a la Unión Europea e implica poner en marcha iniciativas que simulan tener capacidad de amortiguarlos pero que en el fondo de la cuestión los mantienen.
El FAPAS se ha quedado solo, y marginado en la conservación del oso pardo en España. Pero sabemos que somos la única organización no gubernamental que con absoluta independencia puede cuestionar con total realismo esta intencionada manipulación del trabajo de conservación del oso.
FAPAS mantendrá su trabajo de censo de osas reproductoras apoyado por el trabajo de identificación genética para poder demostrar que los censos oficiales están siendo manipulados por cuestiones de interés político.
FAPAS mantendrá al máximo su actividad de eliminar daños y conflictos creados por el oso, demostrando que hay métodos eficaces que pueden ser aplicados.
FAPAS mantendrá su independencia como lo ha hecho durante los últimos 40 años, sin que nadie pueda cerrarle la boca como lamentablemente está sucediendo con muchas ONGs, a las que se les llena el bolsillo para tenerlos callados.
TRAS LAS HUELLAS DEL OSO
Desde hace la friolera de 38 años, Alfonso tiene como único trabajo en el FAPAS el seguimiento de la población de oso pardo, utilizando las cámaras fotográficas como complemento a sus continuo trabajo a pie en la montaña que le sirve para recoger los pelos de oso que quedan enganchados en alambres y árboles.
Realiza un trabajo continuo y metódico. No conocemos a nadie que durante tantos años haya tenido una dedicación en exclusiva al seguimiento del oso pardo, pues lo realiza día tras día, hora tras hora de su jornada laboral en el FAPAS. Alcanzando un conocimiento del territorio del comportamiento de los osos, de su capacidad de identificación individualizando ejemplares.
No le va a la zaga Monchu con el control del oso en el Valle del Trubia. Cuando hace 25 años que comenzó su trabajo de campo con recorridos, búsqueda de trampas e instalación de cámaras. Cuando sus datos alertaban de que los osos dejaban sus huellas hasta en el concejo de Oviedo los expertos eran excépticos.
Hoy, el Valle del Trubia es una de las mejores áreas de reproducción del oso pardo en la cordillera Cantábrica.
El control y seguimiento de una magnífica población reproductora en determinadas áreas del valle, contrasta con la ausencia en otras zonas, lo que pone en evidencia la influencia del furtivismo aún hoy día en la conservación del oso. Poner al descubierto a los encapuchados es un esfuerzo que solo ha podido hacer hasta ahora el FAPAS gracias a estos profesionales.
Pero toda la información de varias décadas de trabajo de seguimiento del oso pardo se perdería si no fuera por el constante trabajo que se lleva a cabo en el FAPAS con el almacenamiento y la ordenación de la información.
Una ingente base de datos con cientos de miles de datos, es actualizada día a día por la bióloga de FAPAS, Doriana, que combina el trabajo de campo con el del análisis y el del tratamiento informático de los datos. Sin este trabajo resultaría inútil encontrar las justificaciones técnicas de porqué una obra en el monte es ilegal al afectar al hábitat del oso pardo y por tanto a su conservación.
DAÑOS Y CONFLICTOS
Una de las líneas de trabajo que FAPAS lleva a cabo con mayor intensidad es la relacionada con la solución de conflictos generados por los osos. Principalmente estos problemas están asociados a los daños que los osos generan en los colmenares.
A través de nuestro trabajo hemos podido comprobar cómo los colmenares se convierten en un gran atractivo para el oso, hasta el punto de que en zonas donde su presencia no es frecuente, la instalación de un colmenar genera una mayor utilización de ese entorno para tratar de hacerse con las colmenas.
La experiencia en la mina que FAPAS ha comprado en la comarca de Omaña en León para realizar actuaciones de mejora ambiental, ha sido determinante para valorar esta actividad osera. Si en tres años solo habíamos tenido la visita del oso en dos ocasiones, una vez instalado el colmenar, el oso se mantuvo en la zona durante varios meses. Está claro que el trabajo de protección de los colmenares en toda el área de distribución que ya es muy grande y que en pocos años será frecuente hasta el norte de Portugal, tendrá que ser una actividad prioritaria.
FAPAS ya se ha puesto en marcha con este trabajo. Todos los colmenares protegidos en las comarcas de Omaña y del Bierzo, dejaron de tener problemas con el oso, así como en otros en la comarca de la Liébana en Cantabria.
No es un trabajo complejo, pero si costoso. Largos desplazamientos, compra de materiales y asesoramiento a los apicultores, hace que esta actividad sea a partir de ahora prioritaria en la estrategia del FAPAS por la conservación de los osos.
Es un trabajo que cuenta con muy poco apoyo por parte de las administraciones cuya estrategia está únicamente basada en el pago de los daños. FAPAS considera que aun siendo fundamental pagar los daños que causan los osos, es más prioritario trabajar para que esos daños no se produzcan, más cuando ya hay técnicas contrastadas de que los sistemas de protección resultan eficaces.
Cada año protegemos una media de unos veinte colmenares. Es muy poco, tenemos que conseguir incrementar nuestra capacidad de trabajo a más territorios, aquellos que el oso utiliza de nuevo después de cientos de años de ausencia.
LOS FALSOS OSOS PROBLEMÁTICOS
En la estrategia de la gestión de la población de oso pardo, ha surgido con gran fuerza el criterio de que con el incremento de la población, surgirán animales que tendrán conductas anómalas y por tanto deben de ser considerados “osos problemáticos”.
¿Qué se esconde bajo este supuesto? Una vez más se utiliza la artimaña de generar un problema (donde no lo hay), para inmediatamente aportar una solución que requiere de nuevas líneas de financiación, contratar personal, realizar servicios de captura, colocación de collares de seguimiento, etc.
Pero en ningún caso se adoptan medidas para que esos problemas, si es que los hay, puedan tener una solución sencilla. Es el caso de los daños de los osos en entornos humanos.
Osos que entran en los pueblos y se suben a árboles frutales para comer la fruta. Osos que se acercan a contenedores donde se deposita alimento, restos de restaurantes, caseros, etc. cuyo olor atrae a algún oso, u osos que se acercan a cuadras o cabañas atraidos por el olor de la comida de los perros guardianes.
Esta fotografía es por sí sola todo un ejemplo de mala gestión y conservación del oso en Asturias. La trampa para osos, está colocada junto a toda la basura ya que un oso se acerca a los contenedores. “Un Oso problemático”. Contenedores llenos de desperdicios de los restaurantes de la zona.
Solución: Capturar al oso y llevarlo a otro lado. FAPAS solicitó a Cogersa que es la empresa que recoge la basura en Asturias que instale contenedores anti oso, como hay en otros países de Europa y América.
No, mejor hacer problemático a un oso que solo busca comida donde no debería de haberla. Veremos qué sucede cuando muchos osos se acerquen a los contenedores de basura, ¿los cambiarán a todos de un lado para otro?
ELIMINANDO CONFLICTOS
Es una noticia en el periódico. Una osa que lleva un collar de seguimiento ha entrado varias veces a comer manzanas a las huertas de un pueblo. Salta la alarma y de inmediato la solución es capturarla.
No se plantea poner en marcha ninguna medida que evite que la osa entre en las huertas. Una vez más nos encontramos ante una insólita actitud de gestión. Parece que ninguna administración quiere llevar a cabo acciones de prevención. ¿Interesa que se mantenga el conflicto, que parezca que no hay solución a estas situaciones?
Pues sí hay soluciones. FAPAS está trabajando en encontrar medios por los cuales se impide que los osos que entran en huertas o se acercan a las casas no puedan subir a los árboles y al no obtener comida, dejar de entrar en zonas habitadas.