Desde la desaparición de este macho en el 2013, el estuario asturiano sigue sin disfrutar de águilas pescadoras de forma permanente durante el invierno.
La espectacular migración de las águilas pescadoras
Fotografía de BEN tomada por David Dosil en el 2009
Las águilas pescadoras son aves potentes, capaces de atravesar extensiones relativamente grandes de agua como el Báltico, el Mediterráneo o el océano Atlántico. Al contrario que muchas rapaces, las pescadoras emigran sobre frentes muy amplios y no se concentran en rutas específicas; una estrategia que quizás esté relacionada con la necesidad de asegurar un buen avituallamiento durante el viaje.
La base genética de la migración, sin ningún aprendizaje, determina que las aves en general, sean muy conservadoras en la elección de las áreas de invernada. Las variaciones graduales siempre son posibles, pero no los cambios repentinos y radicales. Por eso el África subsahariana sigue siendo el principal destino de la mayoría de las águilas pescadoras europeas, durante el invierno.Los jóvenes son muy móviles y zigzaguean mucho durante la migración, frente a los individuos adultos que repiten cada año la misma ruta, utilizando para repostar, puntos fijos con buena pesca.
En la mayoría de los casos, el simple hecho de volar en la dirección correcta durante el tiempo necesario, es suficiente para que nuestros protagonistas sepan que han llegado a su destino; aspectos que sin duda resultan más sencillos, si el individuo en cuestión no emprende la migración por primera vez.
Se calcula que la tasa de mortalidad en los jóvenes durante los dos primeros años de vida, es del 62%, y de los ejemplares que alcanzan la primera reproducción con éxito, un 85% regresa al año siguiente.
BEN, un rebelde con causa
En la actualidad, la mayor amenaza para la conservación de muchas aves europeas se encuentra en las áreas de invernada: los estuarios y demás ambientes húmedos de los trópicos cada vez son más reducidos, debido a la expansión humana. Además, el uso de pesticidas no está regulado en estos países, lo que provoca que muchas aves no regresen después de la invernada, o sufran fracasos reproductivos.
No sabemos si el cambio climático, la expansión de la especie en el norte de Europa, algún suceso imprevisto a lo largo del viaje, un posible error de navegación, o un poco de todo esto, son la causa de que algunas águilas pescadoras decidan quedarse en la Costa Cantábrica para pasar el invierno. La cosa es que la experiencia resulta claramente rentable, para aquellas pescadoras que optan por desafiar la norma, ya que todos nuestros invernantes acaban formando parte de ese exclusivo club del 85% que sobrevive a la primera reproducción.
Los cumpleaños de BEN en la ría de Villaviciosa
El 11/11/2007 marca un antes y un después en el estudio y la conservación de las águilas pescadoras en la Costa Cantábrica. Ese día, con la inestimable ayuda de los ornitólogos José Manuel Sayago y Mar del Arco, conseguimos realizar la primer captura y marcaje de uno de los escasísimos ejemplares que pasan los inviernos en la costa cantábrica, y así, gracias a su anilla, pudimos diferenciarla de otras pescadoras, y hacer un seguimiento de la invernada, al igual que estos especialistas andaluces hacen en las marismas de Huelva desde hace años.
José Manuel Sayago, Mar del Arco y Doriana Pando de FAPAS, durante el anillamiento de BEN, en el 2007
Haciendo cábalas
Fapas ya disponía de información desde el 2003, de al menos un águila pescadora adulta que pasaba los inviernos en la ría, utilizando los mismos posaderos y zonas de pesca que BEN, el ejemplar anillado en el 2007. Si esa pescadora hubiese sido siempre la misma, BEN podría haber nacido en el 2001 (Se sabe de la presencia de un águila pescadora joven que fue fotografiada en la ría de Villaviciosa en enero del 2000, pero su diseño cefálico no coincide con el de BEN).
En el 2009, fueron los escolares del Colegio Maliayo los encargados de ponerle el nombre, y desde entonces, esta pescadora se convirtió la mejor embajadora de su especie en la costa cantábrica, constituyendo su puntual regreso a la ría, todo un acontecimiento.
Jugando a Gran Hermano con las águilas pescadoras
A partir del 2010, con la ayuda de BEN, incorporamos las cámaras de disparo automático, al seguimiento de las águilas pescadoras; un método infalible y novedoso para leer anillas que además permitía testar la mayor o menor presencia de ejemplares durante los pasos migratorios, o conocer aspectos muy interesantes sobre la especie y su entorno (tipo de presas, hábitos de pesca, etc.).
Alfonso Hartasánchez comprobando el funcionamiento de una cámara en la Ría de Villaviciosa
BEN posando para la cámara en uno de sus posaderos preferidos, frente a la playa de Misiego
Durante al menos 5 temporadas esta pescadora fue fiel a su cita con la ría de Villaviciosa, llegando puntualmente en septiembre para “las fiestas del Portal”. Las águilas pescadoras son capaces de reproducir generación tras generación pautas migratorias muy complejas, siguiendo ciclos fijos que se cierran cuando llegan a sus cuarteles de reproducción e invernada. Por eso, aunque se trata de especies muy longevas que pueden llegar a sobrepasar los 25 años de edad, sabemos que no existe la posibilidad de que BEN haya cambiado la ría de Villaviciosa por otro destino invernal, por lo que su ausencia solo puede interpretarse como el fallecimiento de nuestra entrañable amiga durante uno de los viajes migratorios del 2013, o en esa misma estación reproductora.
Nunca llegaremos a saber a ciencia cierta dónde tenía BEN su otra casa. Se dice que las águilas pescadoras francesas superan directamente los Pirineos dirigiéndose hasta el sur de España, para llegar a sus cuarteles de invernada en África, y que las finlandesas lo hacen cruzando el mar Negro, y después el Mediterráneo, por lo que lo más probable, por nuestra situación geográfica, es que BEN hubiese nacido en Escocia. Pero con el fototrampeo y la lectura de anillas, hemos descubierto que las águilas pescadoras francesas, finlandesas o alemanas también son visitantes habituales de la costa Cantábrica.