La reciente reintroducción de osos en el área occidental del pirineo francés ha dado una esperanza a la supervivencia de esta especie en estas montañas. Una decisión valiente del Gobierno de Francia que no se ha dejado avasallar por otros intereses que no sea la conservación del patrimonio natural.
La suelta de las osas ha puesto a su vez en evidencia la verdadera estrategia de los gobiernos regionales de la parte española de los Pirineos que la han rechazado. No quieren osos, o al menos no quieren osos si no vienen acompañados de millones de euros.
Dejando de lado esta lamentable situación política, la realidad es que con la llegada de la primavera, los osos ya han comenzado a moverse por las montañas pirenaicas y el FAPAS, durante unos días, como venimos haciendo desde hace ya más de veinte años, nos hemos trasladado hasta Pirineos para compartir con los compañeros del FIEP, sus experiencias en el seguimiento de los osos.
Viendo el paisaje, parece difícil tener la oportunidad de encontrar indicios de presencia de los únicos osos que habitan en estas montañas. Pero la experiencia de la gente del FIEP lo pone mucho más fácil.
Los profundos valles pirenaicos, abruptos y boscosos son un hábitat ideal para el osos. Solo en épocas modernas y gracias a la intensidad de la caza, el oso ha sido extinguido.
Pero ahora vuelve a estar más presente y quizás con la esperanza de que esta primavera, alguna de las osas liberadas viniera preñada y después de muchos años, se consigan encontrar indicios de reproducción.
En uno de los recorridos, encontramos el rastro en la nieve de uno de los osos
Medimos las grandes huellas, todo indica que posiblemente se trate del oso macho Neré. Un viejo conocido de los especialistas del FIEP que durante años ha vivido solo en estas montañas.
En multitud de ocasiones lo han podido fotografiar marcando su territorio, esperando que quizás algún día aparezca una hembra.
Y quizás ese día ha llegado. esta es Sorita, una de las hembras liberadas marcando el territorio y con toda seguridad comunicándose mediante señales olfativas con el macho.
El trabajo de seguimiento se extiende entre los bosques mixtos de abeto y haya, donde podemos encontrar los pelos de los osos que se han rascado en los árboles.
Aspecto a principios de la primavera del bosque mixto pirenaico donde el contraste de los abetos queda bien patente entre el bosque de hayas que aún permanece dormido.
Siguiendo los rastros de los osos, nos encontramos con este hormiguero escarbado dentro del bosque, un claro indicio de su presencia. Un trabajo que el FIEP desarrolla en estrecha colaboración con el gobierno de Francia al pertenecer a la Red de Seguimiento del Oso en Pirineos, una estrategia de trabajo que permite la participación de la sociedad civil en el seguimiento y conservación de esta especie.
Una relación de trabajo que durante años, ha permitido magníficas experiencias de trabajo de campo en el seguimiento de los osos en los Pirineos y la Cordillera Cantábrica. Más de veinte años compartiendo buenas y malas noticias oseras.
Hace unos días, en nuestra visita a Pirineos, pudimos percibir el nuevo cambio que se avecina en la recuperación del oso y que se viene confirmando ya desde hace años en el otro lado de la cordillera con una población osera en crecimiento.
En el año 2018, se ha detectado un mínimo de 40 ejemplares, todos ellos procedentes del programa de reintroducción, ya que la población original fue extinguida en la década de los 80 del siglo pasado por los cazadores.